Sheikaveniu


Fonética del silencio, bola de disco y Ña Felipa
 Por Gallito ciego
Nos ponemos al día y truqueamos la teoría de la relatividad por ese eufemismo y vamos a hablar de “Sheikaveniu”.
Cien puntos Slytherin por introducirnos a un desdoblamiento crítico, absurdo y muy sensible durante algunos momentos, escuchando el primer acto de “El lago de los cisnes”, y otros cien puntos Gryffindor por la versión moderna de su preludio durante el desarrollo de la obra.

Todos los puntos Gallito Ciego por los silencios a los que nos transporta la música que acompaña el resquebrajamiento autobiográfico de Paola Irún y Jorge Báez.
Hace tiempo que no disfruto tanto un sonido nítido (porque en serio, si van a divagarse con ponerle fondos musicales a cada giro de tuerca que plantea la idea, hay que hacerlo dignamente ) y éste fue genial.
Las ediciones sonoras que participan constantemente con la bola de disco, la luz negra y el papel picado en la cabeza de los intérpretes, es deliciosamente bipolar.

Los detalles técnicos-artísticos que acompañan la sonoridad  (no hace falta que aclare que yo voy a escuchar la obra , no solo a verla), elemento muy jugado que tiene “Sheikaveniu, abordan ese collage distópico en una transición de décadas.
Por eso reitero que la musicalización, a la que le sumamos el despliegue de utilería bien empleada y cambios a lo vintage Vouge, equilibran la narrativa de Paola y Jorge.

Anécdotas pueriles –donde todxs recordamos a nuestras Ña Felipa, o el tiempo de oro Ku´i con nuestrxs hermanxs inventando siestas-, el boludeo de la adolescencia y la inmortalidad de los veinte; devienen rápidamente en una graciosa autocontemplación y si la fuerza acompaña a cada quien, aveces madurez.
Cada secuencia es una escena muy bien lograda, un desquite de talento y oficio asumido.

Excepto cuando el distanciamiento –a no ser que lo hayan planteado así (famoso para zafar…)-, se descubría ya, demasiado obvio, me provocaba una duda trillada.
Hubo secuencias audiovisuales, que mientras me las describían, imaginaba que dos reconocidos artistas del equilibrio ambiguo y dinámico en escena, tuvieron muy en cuenta.
De más está decir, porque soy obvio me parece, que la obra es excelente: te reís, me dieron ganas de bailar varias veces y esos flashbacks a los días en los que mi papá me enseñaba a usar el combinado, son un regalo teatral, que rápidamente pasa a la observación del trabajo del actor y a las lágrimas de verdad…, haciéndonos valorar tener un amigx con quien llorar cuando podemos.


 En El (otro) teatro, (Tacuary 1048 y Manuel Ortíz Guerrero), desde el jueves 21 al sábado 24, a las 21:00 y el domingo 25 a las 20, , son las últimas funciones de “Sheikaveniu”. La sala tiene una capacidad para 50 personas y pueden hacer reservas y consultar los valores en taquilla al 0981582606 o en sus perfiles en Facebook y/o Instagram.
 El laburo de Jorge Báez y Paola Irún, ciertamente, está grabado en varias páginas de la contemporaneidad de la disciplina teatral en nuestro país y eso, más allá de la retórica o los géneros o cualquier divague de infinitas índoles, es así y en verdad, es muy bueno.



Fotos: Del chico que descubrió cómo lo veo.
@barbietadechicano

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